Crónica de El Ojo de Polisemo XI

Por Sara Borrego Márquez

Del 20 al 22 de abril tuvo lugar en Córdoba la undécima edición de El Ojo de Polisemo. Este año recibió el nombre Libros con imágenes: traducir más que palabras, que resultó muy acertado, ya que durante todo el encuentro no hicieron falta palabras para palpar la emoción y la entrega que se respiraba en el ambiente.

La inauguración corrió a cargo de Luis Medina Canalejo, Francisco Rodríguez Rodríguez y Ricardo Córdoba como representantes de la Universidad de Córdoba; Carlos Fortea, presidente de ACE Traductores, y Juan Goberna, representante de la Universidad de Murcia, anfitriona de la anterior edición. Además de darnos una calurosa bienvenida, nuestro presidente nos volvió a recordar lo importante, la piedra angular sobre la que giran estos encuentros y el motivo por el que se celebran, puesto que «una de las mejores formas de defender los derechos es la formación y la información» y creo que eso, compañeros, lo cumplimos con creces.

La tarde comenzó con la conferencia inaugural, presentada por Carlos Fortea, en la que Juan de Sola nos habló de las dificultades de la traducción ante la imagen y, para ilustrarlo mejor, utilizó diversos cuadros de Caravaggio de nuestro santo patrón, San Jerónimo, para concluir que «los problemas pueden ser gráficos, pero las soluciones son siempre verbales».

Después de esta inyección  de sabiduría, pudimos participar en un taller de traducción de cómic y novela gráfica con María López Villalba, que defendió la versatilidad como condición fundamental para encontrar soluciones a partir de la imagen y la importancia del conocimiento de las convenciones del cómic para traducirlo bien. María, con su nervio y ocurrencia, nos obligó a dar rienda suelta a nuestra imaginación y a enfrentarnos a la toma de decisiones por medio de más de un caso práctico.

La jornada del viernes comenzó con un coloquio entre Pilar González y Carlos Gumpert, que dialogaron sobre las dificultades y quebraderos de cabeza que nos puede traer en ocasiones la traducción de libros y catálogos de arte, que suponen a veces una doble traducción, ya que el texto es una recreación de la imagen y en el que principalmente hay que cuidar el estilo, aunque sin olvidarnos de la importancia de una buena documentación.

Con Elia Maqueda, entrevistada por Helena Aguilà, todos nos quedamos boquiabiertos, y es que su trayectoria no es para menos: novela gráfica, localización de videojuegos, dirección de doblaje, traducción de poesía… Al margen de la necesidad o no de especializarse, Elia nos dejó claro que el buen trabajo llama al trabajo. Resultó imposible no identificarse con ella, con su necesidad de ir buscando su sitio, de redefinir lo que le gusta y con sus ganas de aprender de todo.

A continuación, Cristina Bracho y María Serna, acompañadas de María López Villalba, nos contaron cómo fueron sus inicios, cómo consiguieron sus primeros encargos, en qué consiste u método de trabajo y, sobre todo, nos animaron a seguir intentándolo siempre.

Perfectamente enlazado con el anterior estuvo el turno de Inés Clavero y Clara Ministral, que participaron en una mesa redonda de lo más interesante, en la cual desmenuzaron paso a paso el proceso hasta convertirse en traductor editorial y todo lo que ello implica: contratos, facturas y tarifas, así como posibles métodos de trabajo una vez que el libro ya está en nuestras manos. Fue la mejor clase práctica exprés, como el último repaso antes de enfrentarte a un examen importante, que resulta ser el más necesario porque te recuerda cosas que creías haber olvidado. Pienso que a veces lo tenemos todo tan automatizado, que plantearnos de nuevo las dudas más básicas, el por qué hemos decidido (o acabamos de decidir) que queremos dedicarnos a esto es lo que puede salvarnos de un mes algo complicado o del tedio de un cierre de trimestre.

Por la tarde tuvimos la suerte de escuchar a André Höchemer, traductor de Paco Roca, en una conferencia presentada por Francisco Rodríguez Rodríguez. André nos hizo un breve resumen de las principales editoriales de la industria, cómo funciona el sector en Alemania y las que él considera cualidades indispensables en la traducción editorial: olfato, iniciativa y paciencia. Quizás lo que más llamó la atención fuera su relación con Paco Roca, que siempre es la fuente más fiable, y cómo a lo largo de los años esta relación ha evolucionado de forma que ahora es también el autor el que tiene en cuenta el trabajo de su traductor e intenta facilitarle la vida en la medida de lo posible.

Proseguimos con la intervención de Mateo Pierre Avit Ferrero, galardonado en los I Premios Complutense de Traducción, presentado por Carlos Fortea. Mateo nos contó  cómo enfocó su participación, cuáles son las bases del concurso, otros premios de traducción a los que podemos estar atentos y cómo trabajó con los textos de Marcel Schwob.

Para terminar la jornada, tomaron la palabra los estudiantes, concretamente Selene Muñoz Muñoz, Inés Torronteras Calmaestra, Antonio Gómez Buenaño y Guadalupe Muñoz Sánchez, presentados por Itziar Hernández Rodilla. Los alumnos expresaron sus incertidumbres, su miedo a volar del nido seguro que es la universidad y su temor a no conseguir trabajo con la tranquilidad y paz de no sentirse juzgados en ningún momento. Creo no equivocarme si digo que todos recordamos nuestros comienzos y sería injusto no reconocer que da miedo, pero que rodearte de buenos profesionales y compañeros puede facilitarte mucho la vida. Además, contamos con la presencia de Neila García, Premio Nacional de Traducción, que, aparte de desmontar la idea que muchos tienen de que en el mundo editorial no hay sitio para los jóvenes, nos contó cómo dio sus primeros pasos.

La conferencia de Beatriz Villena abrió la última jornada. Presentada por Paula Zumalacárregui, nos explicó cómo se enfrenta a la traducción de libros de cocina, sus características y peculiaridades, los localismos culinarios e incluso la posibilidad de poder traducir libros con herramientas TAO.

Más tarde, los asistentes pudieron participar en talleres de traducción, que tuvieron lugar en sesiones paralelas. El de inglés, impartido por Luisa Rodríguez Muñoz y Javiera Cano Belmonte, trató sobre los retos de traducción del diario de Frida Kahlo; en el de alemán y árabe, Lourdes Bonhome y Pilar Castillo hablaron sobre la traducción de la literatura intercultural en alemán y el papel de la caligrafía árabe, y el de francés, impartido por Francisco Rodríguez Rodríguez y Soledad Díaz Alarcón, versó sobre texto, paratexto e imagen en la traducción de álbumes infantiles.

Para seguir con la traducción infantil y juvenil, Goedele De Sterck e Isabel Llasat, presentadas por Teresa Lanero, nos instaron a preguntarnos por el peso que tiene la imagen y cómo afecta n a nuestra traducción,y así como la importancia de las referencias culturales que afectana la recepción de la obra y la necesidad de tomar conciencia de cómo cambia el lenguaje con el paso del tiempo. Sobre todo, reivindicaron que la literatura infantil y juvenil es creación artística con derechos de autor, no un simple bien de consumo y que, por tanto, debemos exigir contrato.

Para conocer la visión de los libros ilustrados de parte de otras profesionales del sector contamos con la presencia de Herme Moreno Medina (de la librería Títere) y Estrella Borrego del Castillo (editora de Libros del Zorro Rojo), presentadas por Soledad Díaz Alarcón. Nos hablaron del proceso de publicación y distribución de sus libros e incluso nos dejaron hojearlos.

La última conferencia de este encuentro corrió a cargo de Rocío Serrano, socia de la Unión de Correctores, a la que presentó Paula Zumalacárregui. Rocío, que además de correctora es traductora, nos volvió a recordar lo importante que es la relación entre traductor y corrector y recurrió al código de buenas prácticas firmado por ambas asociaciones. Esta charla me pareció increíblemente útil para aprender a ponernos en el lugar del otro, que lejos  de ser nuestro enemigo persigue lo mismo que nosotros: que el texto quede impoluto.

Para finalizar, el acto de clausura contó con la presencia de Israel Muñoz Gallarte y Soledad Díaz Alarcón como representantes de la Universidad de Córdoba; Carlos Fortea, presidente de ACE Traductores, y Ana Alcaina, representante de la Universitat Autònoma de Barcelona, anfitriona de El Ojo de Polisemo XII.

Durante esos días, todos quedamos sorprendidos por la cantidad de estudiantes que acudieron y que con tanta ilusión, temerosos y con cierto pudor preguntaban a los más veteranos sobre todo lo que les preocupaba, les daba miedo o de lo que tenían curiosidad. Por mi parte, fui testigo de cómo estos compañeros más experimentados respondían con todo el cariño y con la mayor comprensión, siendo conscientes de que todos hemos estado ahí y, lo más importante, considerándolos, desde ese momento, compañeros.

Al volver a casa reflexiono y me doy cuenta de que igual aún no está todo conseguido en términos de visibilidad, tarifas y condiciones laborales, pero me quedo mucho más tranquila sabiendo que tengo compañeros que día a día luchan por conseguirlo aun cuando ellos ya tengan mucho camino hecho.

Después de estos encuentros, al volver a la cueva traductora, siempre recuerdo aquella frase tan acertada que tantas veces repiten los niños cuando juegan al escondite, en la que a la primera oportunidad alguien salía de su refugio y, para intentar salvar a sus amigos, gritaba: ¡por mí y por todos mis compañeros!

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