«Traducción en vivo II» en la Feria del Libro de Madrid 2019

Por Mateo Pierre Avit Ferrero

El domingo 16 de junio tuvo lugar la habitual intervención de ACE Traductores en la Feria del Libro de Madrid. Clara Ministral se encargó de moderar la actividad que llevaba por título «Traducción en vivo II: de qué hablamos cuando hablamos de traducir», en la que participaron Victoria Horrillo y Alberto Sesmero. El público, muy numeroso, estaba formado por colegas y otros compañeros del gremio, así como lectores con interés por nuestra profesión.

Clara explicó en lo que consistía esta propuesta, un tanto diferente a otras actividades, que habían realizado por primera vez Elia Maqueda y Andrés Catalán para el Día de la Traducción de 2018: no se trata de un concurso ni una competición, sino de la puesta en común de ambas versiones, para debatirlas y rectificarlas en directo, y comprobar así los frutos tan variados (todos ellos sabrosos) que puede dar la labor de traducción. Tanto Victoria como Alberto justificaron, encauzados por las preguntas de Clara, no sólo lo que habían traducido, también por qué no habían tomado otras soluciones. Con una alternancia en las intervenciones que parecía ensayada, destriparon «Feeding Time» de Adam Biles, texto inédito en español. Victoria había tenido ocasión de plantearle dudas al autor, mientras que Alberto prefirió no hacerlo, aunque ambos reconocieron que sin duda hubiesen querido consultarse varias cuestiones durante el proceso de traducción. Así, se trataron desafíos tan recurrentes como los apodos, las referencias culturales, los chistes, etc. En la hora y media que duró la actividad, tuvieron tiempo de comparar unos diez párrafos de sus versiones, que resultaron perfectamente complementarias, ya que en contadas ocasiones coincidieron. Visto el juego que daban las dos hojas propuestas y lo fino que hilaban los participantes, el posterior pícnic en el Retiro podría haber pasado a ser una cena.

Cada cual pudo sacar sus conclusiones de una actividad tan estimulante; una me pareció cargar especialmente el ambiente: ya sabemos que las tarifas no son boyantes, pero, tras lo exhibido el domingo, ¿no merecen los profesionales como Victoria y Alberto poder vivir al menos de su profesión?

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